El fenómeno de la revolución en un mundo globalizado, regido por la dominación neocolonial, se analiza en este libro mediante el estudio de la historia convergente de Cuba y los Estados Unidos, dos países ubicados en los polos del espectro político internacional.
Mientras que los Estados Unidos extiende por el mundo el sistema neocolonial imperialista desde inicios del siglo XX, Cuba deviene la primera neocolonia norteamericana y es también el primer país que, medio siglo después, lleva a cabo la primera revolución contra este régimen de dominación que, finalizada la Segunda Guerra Mundial, se convierte en la base de sustentación del nuevo sistema imperialista. Las opciones del Tercer Mundo se concretan en el proceso de confrontación de Cuba y los Estados Unidos, otorgando a la Revolución cubana una dimensión que trasciende sus fronteras nacionales.
Cuba asume el socialismo como modelo político, económico y social y sus vínculos con el campo socialista la ubican en el contexto de la Guerra Fría, hasta que la desaparición de la Unión Soviética y el resto de los países socialistas europeos pone en duda la capacidad de sobrevivencia del sistema revolucionario cubano. La Revolución, sin embargo, sobrevive y el socialismo demuestra toda su capacidad de resistencia y nuevas potencialidades a partir de los cambios políticos que tienen lugar en el mundo, en particular el rechazo al modelo neoliberal impuesto en América Latina.
Una revisión del concepto mismo de socialismo, las similitudes y diferencias del fenómeno revolucionario cubano respecto a otros procesos políticos, como la revolución bolivariana en Venezuela, son también tratados en este libro que, más que conclusiones, pretende reivindicar la importancia de la dialéctica en el análisis de los procesos políticos y sociales contemporáneos.