Un sorprendente viaje en el tiempo, por épocas y contextos de la cultura cubana, propone la investigadora Mabiel Hidalgo Martínez, a través de la selección fotográfica y el conjunto de semblanzas firmados por ella, en su más reciente libro, Ilustres en la Biblioteca Nacional José Martí. Publicado bajo el sello Ocean Sur, el texto fue presentado recientemente en La Habana y hoy se encuentra disponible para descarga gratuita en la plataforma web de esa editorial latinoamericana.
El cuaderno reúne anécdotas y acontecimientos relacionados con 71 personalidades ilustres de la cultura y la política (nacionales y extranjeros) que tuvieron vínculos con la Biblioteca Nacional desde la etapa fundacional hasta 1967. Según la autora, el criterio de selección se sustentó en dos elementos fundamentales: “la ausencia física de las personalidades y la evidencia fotográfica en la colección especial de fotografías de la Biblioteca Nacional José Martí entre 1959 y 1967, entiéndase la colección institucional, no toda la Fototeca. Decidimos contemplar a los fundadores como homenaje a los intelectuales que batallaron por la permanencia de la institución en las difíciles circunstancias que antecedieron a 1959”.
Los orígenes del libro datan de mediados de 2020, cuando Hidalgo Martínez decidió emprender el proyecto de investigación “Memoria histórica de la Biblioteca Nacional José Martí a través de la fotografía, entre los años 1959 y 1967”, etapa de dirección de la doctora María Teresa Freyre de Andrade. Muchas de las instantáneas que le ayudaron en su indagación fueron tomadas por los experimentados profesionales de la Cooperativa Fotográfica y los Studios Korda, las cuales están presentes en la obra.
A través de cuatro capítulos, la autora nos presenta a ilustres defensores de la Biblioteca Nacional en la República Neocolonial, a refundadores de la institución, a personalidades cubanas que la visitaron y también a los extranjeros que la honraron con su presencia. Entre ellos destacan Alejo Carpentier, Nicolás Guillén, René Portocarrero, Manuel Moreno Fraginals, Dora Alonso, Julio Le Riverend, Hortensia Pichardo, José Antonio Portuondo, Alicia Alonso, Roberto Fernández Retamar, Pablo Neruda, Rafael Alberti y Miguel Ángel Asturias.
Algunas anécdotas muestran la profunda indagación de la investigadora, quien no solo se conformó con la búsqueda bibliográfica, sino que también contactó con personas que coincidieron en tiempo y espacio con algunos de los incluidos en el texto.
De esa manera, quien se adentre en las páginas de Ilustres… conocerá la “locura de amor” de Carlos Villanueva por resguardar los fondos de la biblioteca, la noche de octubre de 1944, cuando La Habana fue azotada por un potente ciclón. “El celoso guardián, con capa y linterna, permaneció en el Castillo de la Fuerza a riesgo de su vida, resguardando del agua y el viento el patrimonio bibliográfico y documental adquirido hasta entonces”.
Otro de los acontecimientos referenciados fue la primera visita de Pablo Neruda a Cuba. Aquí conoció y adoró la champola de guanábana, que tomó en casa de su amigo, el escritor y periodista Ángel Augier. El Premio Nobel de Literatura también guardó como trofeo invaluable la colección de polimitas que le regaló el científico don Carlos de la Torre.
Muchísimos otros detalles de las personalidades relacionadas con la historia de la bibliotecología nacional podrán encontrarse en este libro, como José Antonio Ysidoro Ramos y Aguirre, considerado como el primero que se preocupó, de forma científica, por la organización y representación de la información en las bibliotecas cubanas; Lilia Castro de Morales, la primera mujer directora de la Biblioteca Nacional; la doctora María Teresa Freyre de Andrade, quien inauguró la primera biblioteca pública de estante abierto en nuestro país, y a la que el Gobierno Revolucionario designó como directora de la Biblioteca Nacional José Martí.
En el Pórtico de Ilustres…, Omar Valiño, director de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, escribió:
“Desde el instante de su salida, este libro se convierte en referente ineludible para repasar la historia de la Biblioteca Nacional José Martí. Sobre todo en el período de su refundación con el triunfo de la Revolución Cubana, el uso pleno de su nueva sede y la dirección de María Teresa Freyre de Andrade y Maruja Iglesias.
“Por ello, ese decurso de la Biblioteca Nacional en la década del 60 del siglo XX, aporta una visión, acaso menos conocida hoy, sobre el rico entramado global de la cultura en esa época, el papel de la institución y el extraordinario simbolismo de la apertura total de una biblioteca a la participación popular en la cultura”.
Tomado de Bohemia