Nidia Díaz, micrófono en mano, grabó durante horas lo que habían sido esos 190 días de cárcel. Pero no tenía ganas de hacerlo. Viva por la casualidad de haber sido hecha prisionera en una coyuntura en donde no era conveniente matar a los capturados, Nidia quería olvidar el trauma de la cárcel y el privilegio de la vida, quería espantar los recuerdos. Pero tenía el deber de recordar, de contar a otros cómo se vive y se sobrevive en las cárceles salvadoreñas, centros de muerte y de abusos. Debía transmitir a su pueblo y a sus compañeros las claves de esa importante experiencia, rica en lecciones para los que luchan. Debía devolver a la solidaridad internacional el testimonio de aquella por quien tanto se interesaron durante meses con gestiones de todo tipo.
Así, entre el rechazo del deber y la obediencia al deber, tirando al suelo el micrófono primero y la máquina de escribir después, en permanente tentación de abandonar la tarea y en medio de una ardua fisioterapia destinada a devolverle el caminar normal de sus pies heridos por las balas, Nidia escribió estas páginas. Dice, y se nota, que fue un parto difícil y doloroso. Dice también que la criatura tampoco la dejó satisfecha.
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Agrupa publicaciones sobre la identidad e historia de Latinoamérica: páginas que recorren rutas de emancipación desde las civilizaciones originarias hasta nuestros días. Los títulos aquí reunidos sedimentan conocimientos sobre los procesos revolucionarios y las luchas por la integración del continente. Para una mejor comprensión se han agrupado por países: El Salvador, Chile, Colombia, México, Bolivia, Venezuela y Cuba.