Un libro de imágenes que nos devuelve el pasado con la agradable posibilidad de regresar en el tiempo. Un siglo atrás, cuando en las calles el bullicio de los automóviles coexistía con el galopar de los caballos que tiraban de sus coches y con el melodioso pregón de los vendedores de frutas.
Instantáneas que atraparon la belleza de las plantaciones, las calles empedradas, el carnaval, el puerto de La Habana, las fortalezas coloniales, los hoteles y la publicidad destinada al turismo que visitaba la Isla.
En postales, carteles, cubiertas de revistas —todas a color— cobran vida personajes, costumbres, lugares y escenas que acumulan incalculable valor con el paso de los años.
El viaje imaginario que propone este libro resulta estimulante y enriquecedor. Quizás, al final, una vez superada la última página, el lector se anime a hacerlo realidad.