Tendida sobre el cálido verdeazul del Caribe, Cuba —bautizada también como «Perla de las Antillas» o «Llave del Golfo»— exhibe una pequeña pero exuberante geografía de 109 886,19 kilómetros cuadrados que limita por vía marítima con Haití, Estados Unidos, Jamaica y México.
Desde que en 1492 las carabelas del almirante Cristóbal Colón llegaron a su tierra por Bariay, sus fascinantes paisajes continúan deslumbrando a los visitantes y enorgulleciendo a los cubanos: valles y sierras, playas paradisíacas, flora y fauna endémicas preservadas en varias zonas naturales declaradas por la UNESCO Reservas de la Biosfera. Cuba transpira historia en los adoquines de sus calles, las fuentes de sus plazas, en sus carros antiguos, en las balaustradas torneadas y el fino encaje de sus rejas coloniales. Nueve sitios ostentan la categoría de Patrimonio Mundial de la Humanidad, entre ellos el Centro Histórico de su capital, La Habana, situado al borde de la bahía de bolsa que la convirtió en la ciudad más importante del Caribe durante los siglos en que los galeones españoles hallaban, en su seno, obligado refugio contra los ataques de corsarios y piratas.
De Cuba son insuperables el aroma de su tabaco, el sabor de su ron, el ritmo de su música; pero solo hay algo tan intenso como su sol tropical: la alegría de su gente. El pueblo cubano, resultado de la mezcla de culturas aborígenes, europeas y africanas, es, como pocos, optimista, hospitalario, perseverante; capaz de conducir su propia historia y de defender su soberanía.