«El nombre de León Trotski se inscribe entre las figuras más polémicas e irremplazables en la historia del movimiento revolucionario». —Ariel Dacal Díaz
León Trotski no ha perdido, después de muerto, la facultad de suscitar pasiones encontradas. Su vida y obra dan fe del incansable espíritu de lucha que siempre lo animó, así como de su entrega a la causa revolucionaria, fundada en un sentimiento que jamás alcanzaría a abandonarlo: la esperanza en el triunfo de los oprimidos.
Poco más de setenta años han transcurrido desde su asesinato y, sin embargo, el pensamiento de Trotski y el ejemplo de tenacidad que constituye su vida aún tienen mucho que decir.