Quien lee los discursos de Pablo Neruda en el Senado de Chile, pone ante sí los acontecimientos sociales y políticos más relevantes en la década de 1940, entre ellos, la lucha contra el fascismo y luego el impacto de la Guerra Fría y el macartismo en su país, de los cuales él fue víctima.
La labor parlamentaria de Neruda, desconocida para la mayor parte de los lectores que a lo largo y ancho del mundo transitan por su obra poética, estuvo consagrada a combatir los abusos de la oligarquía criolla y la injerencia imperialista, y a defender los derechos de los trabajadores chilenos.
Hoy no solo reivindicamos a Neruda como intelectual, político y militante comunista; junto a su nombre permanecen los de todos aquellos que han dado su vida por la misma causa que él abrazó con tanta pasión.