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Prólogos del libro Solidaridad sin Frontera


La Editorial Ocean Sur de conjunto con el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos ponen a disposición del lector en esta ocasión, un compendio de discursos e intervenciones del eterno Comandante en Jefe que demuestran los esfuerzos de la Revolución Cubana en su empeño de ser solidaria con otros pueblos.
Prólogos del libro Solidaridad sin Frontera

Prólogo a la primera edición

Queridos Amigos:

Con alegría escribo estas líneas dirigidas a presentar este libro que aparece con el objetivo de conmemorar los 40 años del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, en el marco del Encuentro Mundial de Solidaridad con Cuba de este año 2000.

Estoy seguro de que en este libro se refleja de una u otra forma el pensamiento de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro sobre los temas que han sido preocupación y acción de todos los hombres y mujeres del mundo que conocen, aquilatan y promueven la amistad entre los pueblos, como usted lector amigo.

En el Encuentro Mundial de Solidaridad con Cuba, en 1994, Fidel expresaba:

Las cuestiones que más han preocupado en esta larga lucha por la independencia, contra el colonialismo, contra el neocolonialismo, contra el imperialismo; la lucha de los pueblos por la igualdad, por la justicia, por el desarrollo, por la soberanía nunca tan amenazada como hoy; la lucha por la justicia social, la lucha contra la explotación, la lucha contra la pobreza, la lucha contra la ignorancia, la lucha contra las enfermedades, la lucha a favor de todos aquellos desprotegidos, desposeídos; la lucha por la dignidad; la lucha por el respeto a la mujer; la lucha por la hermandad entre todos los hombres de todas las razas; la lucha por la paz, todos esos valores, y muchos más, se han visto expresados aquí a lo largo de este encuentro. Por ello podríamos decir que no ha sido solo un encuentro de solidaridad con Cuba, y nos enorgullece que haya sido esa solidaridad el motivo de inspiración.

La solidaridad es uno de los más hermosos sentimientos humanos; la solidaridad ha de ser sin límites ni fronteras, ha de tener el valor de la reciprocidad, el dar y recibir, sin ningún tipo de atadura. De la solidaridad con todas las causas justas surge la sincera amistad entre las personas que en el mundo buscan la justicia, entre los que de manera desinteresada, dan su aporte voluntario a los que luchan y combaten contra los que quieren hacer del mundo su hacienda particular con trabajo esclavo para los pueblos.

Cuba ha recibido de manera generosa la solidaridad y la amistad para derrotar la agresión imperialista contra nuestro país, para eliminar el cruel bloqueo impuesto por sucesivas administraciones norteamericanas y que ha pretendido rendir por hambre a nuestro pueblo. La solidaridad nos ha acompañado desde siempre, cuando en las montañas de oriente se luchaba contra la dictadura; cuando nació la hostilidad imperialista ante las leyes de justicia social promulgadas por la revolución y viene a acompañarnos hoy en la batalla contra la Ley de Ajuste Cubano de Estados Unidos, que pretende desestabilizar a Cuba y pone en riesgo la vida de miles de personas inocentes, incluyendo niños; marcha junto a nosotros contra la maraña de leyes norteamericanas que tratan de impedir el desarrollo de Cuba como nación independiente. Y toda esa solidaridad y amistad la hemos recibido con la misma sencillez con que la hemos otorgado, al máximo de nuestras posibilidades.

Medio millón de cubanos ha cumplido misiones internacionalistas de distintos tipos ¡medio millón! Como médicos, constructores, maestros, soldados, etc., en más de cincuenta países del mundo.

Decía Fidel:

En determinado momento teníamos aquí 25 mil becarios extranjeros. Cuba era el país del mundo con más alto nivel per cápita de becarios extranjeros, y eso no lo andábamos publicitando; cumplíamos el deber sencillamente, como nos enseñó Martí, e hicimos cuanto pudimos por los demás países.

En todo momento nuestro Comandante en Jefe ha mantenido la certeza de que aún en las peores circunstancias, aun cuando las fuerzas que pretenden frenar la justicia puedan parecer infinitamente superiores, no hay que desmayar. Si fuera necesario una vez más constatar ese principio, tenemos un nuevo ejemplo en la histórica batalla que ha librado nuestro pueblo por la libertad del pequeño niño Elián González. Un niño de apenas seis años fue víctima de un naufragio cuando fue llevado, sin permiso de su padre, a la aventura de alcanzar las costas norteamericanas y acogerse a la Ley de Ajuste Cubano, única nacionalidad que cuenta con el privilegio llamado de «pies mojados». Todo ciudadano cubano que llegue de manera ilegal a las costas de Estados Unidos recibe de inmediato los privilegios que le están vedados a otros inmigrantes.

Elián cayó en manos de parientes lejanos inescrupulosos que lo entregaron a la mafia contrarrevolucionaria de cubano-americanos de Miami y a la derecha norteamericana para instrumentar una campaña contra la Revolución Cubana. Pero ¿qué pasó? Su padre pidió ayuda a las autoridades cubanas y junto a él se hizo un haz de pueblo para enfrentar la criminal acción. Junto a él estuvo el pueblo norteamericano y los pueblos del mundo. Durante siete largos meses en distintos escenarios, se combatió sin tregua y quedó demostrado una vez más que cuando un pueblo se decide a pelear por sus hijos, por la justicia, no hay enemigo que sea invencible. Decía Fidel en aquel Encuentro de solidaridad:

Esperamos mucho de esta batalla que ustedes se proponen librar junto a nosotros para derrotar el bloqueo, para derrotar la hostilidad contra nuestro país; para defender la esperanza. No porque nosotros hayamos estado predestinados a ser esperanza. Nosotros no nos consideramos un pueblo predestinado, nosotros constituimos un pueblo pequeño, un pueblo modesto, a quien la historia en estas peculiares circunstancias le ha asignado el papel de defender lo que estamos defendiendo: nuestras ideas más sagradas. Ustedes ven eso como una esperanza.

Nosotros comprendemos lo que significaría para todas las fuerzas progresistas, para todas las fuerzas revolucionarias, para todas las fuerzas amantes de la paz y de la justicia en el mundo, que el imperialismo lograra aplastar a la Revolución Cubana y, por eso, consideramos nuestro deber más elemental y nuestro deber más sagrado con ustedes defender la Revolución, aun al costo de la vida.

Cuando releemos estas líneas, cuando constatamos que frente a la agresión solo caben la unidad y la firmeza —como ha quedado demostrado en la histórica batalla que ha librado nuestro pueblo por la libertad del pequeño niño Elián González— sentimos la necesidad imperiosa de comunicar nuestros pensamientos e ideas para que estos encuentren eco y se unan a los que en el mundo entero piensan e idean cada vez nuevas formas de lucha por la independencia y la libertad de nuestros pueblos.

¡En solidaridad, forjemos cada día nuestra amistad eterna!

Sergio Corrieri, Presidente
Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos
1990-2008

Prólogo a la presente edición

Han pasado cincuenta y cinco años desde que el Líder de la Revolución cubana fundara el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos y este libro que nos regala Ocean Sur sintetiza los porqués de nuestra existencia. Cuando recorremos los diferentes discursos aquí compilados, y disfrutamos las imágenes que acompañan estos días de cumpleaños felices, volvemos a coincidir con su revolucionaria visión de la amistad y la solidaridad entre los individuos y entre los pueblos, donde no puede existir la una sin la otra.

El ICAP es como un recipiente y a la vez manantial de estas ideas de Fidel; es su laboratorio y su tribuna; es su trinchera y su escenario natural, por eso tenía que ver la luz una nueva edición de Solidaridad sin fronteras, para que el manantial nunca se agote, y como remedio seguro contra el olvido o la desmemoria a la que nos invita inescrupulosamente el imperio de hoy.

Es necesario volver a contar estos momentos y multiplicar estos argumentos, surgidos en la lucha compartida, con el uniforme verde olivo, la bata de médico o de traje como estadista; con la tiza en la mano alfabetizando o salvando la vista a millones de personas; con la cuchara de albañil o el machete en tantas zafras del pueblo; donando su propia sangre para víctimas de un terremoto o compartiendo su suerte «con los pobres de la tierra».

Escribimos el prólogo para esta segunda edición, en un contexto nuevo de nuestra labor solidaria, a un año de la Liberación de los Cinco antiterroristas cubanos y del anuncio del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y los EE.UU., pero con un bloqueo que se sigue aplicando con todo rigor, acompañado de leyes y medidas ejecutivas que siguen alejando el momento en que existan relaciones normales entre Cuba y EE.UU.

Una clara demostración de esta contradicción es la continuidad del Cuban Medical Professional Parole (CMPP), programa que estimula a que los profesionales de la salud cubana abandonen sus puestos de trabajo como colaboradores en más de 60 países del mundo para que emigren hacia los EE.UU. Aunque ha habido declaraciones de representantes de la administración Obama reconociendo que esta orden ejecutiva está en revisión, continúa aplicándose y ya se ha hecho público en Miami la inauguración de una nueva sede del grupo de «Solidaridad sin Fronteras» en Hialeah, «la cual fue inaugurada por un grupo de galenos latinos y cubanos, y que busca apoyar y capacitar a decenas de profesionales de salud recién llegados al territorio estadounidense», según publicó el MiamiDiario.

Mientras esto ocurre, Cuba sigue formando médicos para el mundo, incluyendo estadounidenses en la Escuela Latinoamericana de medicina (ELAM) y ha graduado ya a 134 estadounidenses procedentes de las comunidades menos favorecidas de ese país, 63 de ellos afro estadounidenses. La única condición que ha puesto Cuba es que los graduados regresen a servir en las comunidades más desfavorecidas, y según ha confirmado recientemente Gail Walker, Directora de IFCO-Pastores por la Paz, responsable de este programa en los EE.UU., «A pesar de los desafíos en el proceso de revalidación de los títulos, cerca de la mitad de los egresados han alcanzado iniciar sus residencias y una mayoría están en proceso de tomar sus exámenes».

Ante estas dos expresiones diametralmente opuestas de invocar la Solidaridad sin fronteras, nuestros lectores deben reflexionar sobre el mundo de hoy y recorrer cada expresión de Fidel llevándola a la práctica, saliendo a hacer esa solidaridad que tanto necesitamos en cada país y derribando las fronteras y los bloqueos absurdos que aún se oponen a este ejercicio hermoso de hacer solidaridad entre los pueblos.

Kenia Serrano Puig, Presidenta
Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos